Historia del Origen de las brujas

Conceptos:

"La creencia en la Mágia, el pensamiento mágico, es para muchos autores, como A.L. Kroeber en ´Anthropology', un índice cultural, es decir, cuanto más se admita la realidad objetiva de los hechos mágicos, más retrasado se considera que está un publo, una sociedad" (Julio Caro Baroja en Las Brujas y su mundo). Yo diría que más vivas mantiene las tradiciones culturas prehistóricas. Los pueblos celtas, germanos, las sociedades que habitaron las estepas y climas fríos viven en un medio hostil. Son gente que ha llegado a Europa, procedente de Africa, hace unos 40.000 años, en un principio se colonizan las regiones de mejores climas, las tribus que no pueden obtar a estos territorios se desplazan hacia el interior del continente Europeo. Mientras tanto, en las zonas de clima favorable aparece la agricultura, surgen los poblados y comienza una civilización urbana, surge la escritura, la navegación y el intercambio comercial en la ribera del Mediterráneo... la revolución intelectual griega desposeyó al hombre mediterráneo del culto comunitario paleolítico, del culto a los "misterios". El hombre que ha quedado aislado en el interior del contienente continúa con sus creencias primitivas, sus ritos mágicos, que impregnan durante un tiempo superior la mente de estos pueblos. La magia pretende conseguir poderes extraordinarios con la voluntad de dominar o controlar la naturaleza, a través del principio de simpatía o repulsión de unos objetos respecto a otros. El origen de la magia se remonta según Frazer, a los antiguos rituales paganos supervivientes, y, según Murray, se centraba esencialmente en el culto a la fertilidad. Al principio no se diferenciaba entre magia, ciencia y religión. A partir del siglo XIII la magia se fue alejando de la religión y la ciencia con la progresiva divergencia entre la cultura sabia y la cultura popular.

El historiador observa que en los ritos de las brujas existe una absoluta identidad en la configuración mental entre los practicantes de épocas distintas. Constata la existencia de una especie de base común para las “creencias” brujeriles, la cual se ha fijado en la psique de europeos de épocas y sociedad diferentes, pero que su origen no está en la transmisión cultural, sino en las sensaciones y emociones que han sufrido los hombres al contemplar cosas como el cielo azul, el sol, la luna, la noche… Se ha comprobado que en distintas etápas de su história, en lugares y épocas diferentes han llegado a las mismas conclusiones. Que el Cielo, la boveda celeste llena de estrellas luminosas que contemplaban los cazadores de las estépas, era nuestro superior, nuestro Padre, nuestro Dios. A continuación, en importancia, le seguía el Sol, dios creador de vida, pero en una posición inferior al Cielo y, por último la Tierra, la Luna y la Noche serían los principios femeninos, la Diosa-Madre a la que nos podemos dirigir para demandar su intercesión y conseguir que el Cielo nos otorgue nuestros deseos o nos libre de nuestros males. En las sociedades primitivas, la agricultura y la recolección era un trabajo que realizaban las mujeres. Los hombres salían a cazar y las mujeres recolectaban plantas, raíces e insectos, aprendiendo a lo largo del tiempo los vegetales que eran buenos para comer y cuales producían transtornos al comerlos. De la observación de los fenómenos naturales, del clima, las estaciones y del crecimiento de las plantas, las mujeres aprendieron a cultivar los alimentos. A Julio Caro Baroja esto le parece una generalización excesiva (1). No acaba de aceptar lo de la pervivencia de un culto prehistórico, ni la existencia de un dios cornudo, tésis que defiende Margaret Murray y Pennethorne Hughes. La mujer adquirió así una cierta posición social de la que antes carecía, que podemos denominar matriarcado, despertando un recelo inconsciente en el hombre al ver aumentar la autosubsitencia de la mujer.

Albrecht Durer "Las cuatro brujas". 1500 y Jóvenes naturistas

El miedo a la mujer

En las sociedades primitivas se manifiesta un claro temor a la mujer, originado por la incomprensión de sus capacidades, como la de engendrar vida, y sobre todo por el desconocimiento del mecanismo que hacía que un niño saliera del interior del cuerpo de la mujer. Relacionado con el asunto, además, la mujer sufría periódicamente una pérdida de sangre, la cual cosa asustaba a la comunidad. Ver el estudio de Jose Luis Vallet, de l'Universitat de València, titulado "La mujer venenosa en la época medieval". “La sangre menstrual también es valorada en general como venenosa e impura por lo que es frecuente que a la mujer se la separe del clan situándola en la copa de un árbol o sobre un cajón hecho de hojas, se le medio entierre en el suelo o se le recluya durante el período, todo ello por temor a que alguna gota de sangre caiga al suelo y contagie a la tierra o que se exponga a los rayos del sol y la impureza afecte al cielo”. ( El Morador del Mitnal)

Los hombres de ciencia creían que las mujeres en este estado eran capaces de impedir germinar a los cereales, que el contacto con la sangre causaba la muerte de las plantas y los árboles, los perros que la lamían cogían la rabia, la proximidad de una reglante estropeaba la masa de pan, agriaba el vino y los enefermos empeoraban. En fín, la mujer menstruante expulsaba por los ojos un humor maligno que se ocasionaba por la descomposición de sus flujos en el interior, esta nocividad quedaba reducida a medida que la mujer iba expeliendo los humores malignos al exterior, pero en el caso de las mujeres menopausica, las “viejas”, el humor secretado por los ojos era muchísimo más peligroso. En muchos lugares era habitual pensar que si una mujer menstruante miraba o tocaba a un niño, le produciría el "Mal de Ojo". El supuesto efecto pernicioso de la sangre menstrual llevó a los europeos a establecer también una serie de prohibiciones sociales que afectaban a las mujeres reglantes: en el Concilio de Nicea se prohibió la entrada en las iglesias a las mujeres que estuvieran reglando.

Magia y religión

Para Pennethorne Hughes, en los orígenes del hombre, la danza servía para mantener la unidad emocional y rítmica del grupo. La danza la dirigía y la convocaba el sacerdote y la utilidad de la danza resídia en que evitaba la soledad y el miedo del individualismo. La Religión surgiría de la danza. Hubo en los orígenes de la Humanidad un culto extendido a la diosa de la noche o a la madre Tierra. Esta adoración estaba dirigida por mujeres, que además conocían las propiedades ocultas de las plantas. Y en ello surgió el cristianismo que, en un principio toleró al paganismo, pero cuando se sintió la religión dominante comenzó el ataque despiadado contra las antiguas religiones y, sobre todo, contra las mujeres que adoraban a la diosa madre Tierra: las brujas. Tampoco les agradaba a los cristianos el que la tierra fuese la “madre” de todas las cosas, la que engendraba en su interior la vida. El sol era el padre, el germinador, el principio masculino; la luna, la noche, la Tierra eran el principio femenino. Estos elementos femeninos producen en la psiqué de las persona más incrédulas unas sensaciones de temor, tal vez porque los peligros que encierran la oscuridad y la noche están grabados de un modo insconsciente en nuestro hipotálamo. El hombre asociaba los elementos que adoraban las sacerdotisas primitivas con la muerte, la intuición asociaba la noche y la oscuridad con el mal, con lo contrario de la vida normal. En el cielo estaba el sol y la luz, en la tierra la noche y las cuevas, pero aún existía un lugar peor que consistiría en estar debajo de la tierra, posibilidad que alcanzamos cuando morimos, sin duda en este lugar habitan las criaturas más horríbles y terroríficas y el hombre lo llamó infierno.

Hemos definido anteriormente lo que podemos llamar pensamiento mágico el cual es anterior a la religión. Así hemos visto dos grandes esferas físicas: una superior luminosa y buena; otra inferior oscura. En el plano espiritual tambien quedaron enclavados en dos esferas semejantes los hechos morales. Los mitos, o sea los arquetipos, ejemplifican aspectos morales de estas dos esferas y, así como los hay solares y celestes, tambien los hay de la esféra mágica, es decir, la Tierra y la muerte. Las sociedades primitivas empleaban la magia para conseguir sus propósitos, utilizaban conjuros y otros procedimientos coercitivos para obtener beneficios o maleficios. En sociedades más avanzadas surgen las creencias en una Divinidad superior y el hombre, para dirigirse a ella, abandona la coerción y utiliza la plegaria o el ruego, es decir la oración y el rezo por el que se rinde vasallaje y acatamiento al Superior. Se ha inventado la religión. Teórica y conceptualmente esta afirmación queda muy bien, pero en la realidad resulta muy difícil separar la magia de la religión. En muchos lugares se observa como la casta hereditaria de los magos se convierte después en la de los sacerdotes, capaces de realizar magia para el beneficio de la colectividad.

Los actos mágicos se exíplican por la simpatía o acuerdo que hay entre las cosas semejantes y la hostilidad que existe entre las que no lo son. Pero los magos, según Plotino sólo pueden atacar la parte irracional del individuo, por eso los hombres sabios no experimentan en su alma los efectos de la magia. Hay una afinidad, una simpatía entre la luna, la noche y la mujer que nos conduce a la hechicera o bruja. O al menos así lo creyeron nuestros antepasados, muchos sintieron el temor hacía los actos que “se decía” que realizaban estas personas, y nosotros debemos comprender que entonces no estaban separadas las fronteras entre la realidad físicia y el mundo imaginario. “Las consecuencias que trae en una sociedad el hecho de que se crea objeto de actos mágicos son incalculables, pues todo su sistema de sanciones, religiosas o legales debe ajustarse...al sentido mágico de la existencia” (Julio Caro Baroja “Las brujas y su mundo”.)

El hombre tardó varios cientos de años en extirpar de sus leyes, de su justicia civil y religiosa, los conceptos mágicos que la impregnabam y que condujeron a muchos fanáticos a ocasionar la muerte de miles de personas, porque estos jueces, estos próceres de la sociedad creían a pies juntillas en las existencia de la Magia, de hechiceras y brujas capaces de comenter horríbles crímines. Esta es la história que vamos a contar.

HISTORIA DE LA BRUJERIA

1. Los orígenes de la Brujería

La Brujería puede haber surgido, según los estudiosos, teniendo como base los tres aspectos que siguen:

  1. El culto a una misteriosa diosa nocturna

  2. Ciertos movimientos sociales de la Edad Media.

  3. En la idéa del diablo cristiano.

En las páginas que siguen veremos detalladamente estos puntos. Pero antes nos ocuparemos de las ideas de Michelet y Malinowski, porque ambos convinieron en creer que la brujería es un producto de la desesperación del pueblo, que únicamente ve posibilidad de remediar sus males físicos y morales abrazando la fuerza anarquizante de Satan. Malinowski decía que todo culto mágico encierran desesperanza y frustración. Posteriormente, A. Marie subrayó de modo adecuado la relación que existe entre la aparición de brujos y embrujados, de demonios y endemoniados, de espíritus y poseídos, con largos períodos de sufrimiento morales o físicos padecidos por la sociedad. Lo cierto es que en los siglos XIV y XV, épocas de miserias colectivas, pestes, catástrofes... la población está sumida en un momento de angustia y se observa un aumento de acusaciones de brujería. ¿Por qué? Había que buscar unos culpables, encontrar a unas personas o grupos, a los que utilizar como chivos expiatorios que pagaran las culpas por los desmanes ocasionados por la clase dominante. Sin embargo, hay que advertir que fue el pueblo desesperado, manipulado por los poseedores de bienes, quien más se encarnizó con la parte menos protegida de sus compañeros, los más marginales y proscritos: primero leprosos, después judíos, herejes y finalmente, los antiguos practicantes de la antigua religión.

Lilith y Diana

La creencia en la Brujería, como demostró Gustav Henningsen, no fue invención de la Iglesia. La creencia en las brujas rebosa de elementos animistas: se les acusaba de celebrar banquetes en los que comian de la carne de sus propios parientes; de transformarse en animales y volar por los aires y, de dejar en la cama un cuerpo fingido, mientras realizaban sus correrias nocturnas. Cuando la bruja se "come" a un ser humano, no es la carne, sino el "espíritu" de la carne, lo que devora. Pero esto se cree suficiente para que la víctima se consuma y muera. Estos fenómenos vemos que los comparten los tres continents de África, Eurasia y América. Veremos como la Iglesia desechó desde un principio estas creencias como supersticiones paganas. Por desgracia, la sabia postura de la Iglesia cambia alrededor de 1400. Los detalles sobre lo que se consideraba una nueva secta de brujos los encontramos por primera vez, en dos tratados escritos a mediados de la década de 1430. El uno: Ut magorum et maleficiorum errores, por Clode Tholosan, juez seglar en la provincia del Delfinado. El otro: Formicarius, por el domínico Juan Nider. Con ambos se inicia la interminable serie de tratados demonológicos y las persecuciones.

Los historiadores coincidían en culpar a la Inquisición del surgimiento de dicha persecución. La investigación más reciente ha demostrado algo totalmente distinto. Todos los datos sobre la sangrienta caza de brujas en el sur de Francia se remontan a un libro de divulgación escrito por el novelista francés Lamothe-Langon (1829). A mediados de 1970 un historiador inglés y otro americano demostraron, independientemente uno de otro, que las fuentes medievales presentadas por Lamothe-Langon jamás existieron, sino que las había inventado él para sazonar su relato (Cohn 1975; Yieckhefer 1976).

A. Tipos de magia, brujas y metamorfosis zoomorficas.

Sabemos que en la época grecorromana los poderos públicos utilizaron constantemente la Magia y a los magos para producir lluvia, evitar granizadas (magia blanca)...etc. Pero tambien se utilizaba de la Magia para producir los efectos contrarios y el mal entre las personas (magia negra). Además había una magia erótica que pretendía, mediante filtros y pócimas, conseguir al ser deseado, previo pago a la hechicera correspondiente. Es decir, encontramos una magia con fines benéficos practicada por los sacerdotes de determinadas divinidades, por los médicos y por los encargados de augurar el porvenir.

De estos magos no vamos a ocuparnos, sino que nos fijaremos en la convivencia, junto con la magia oficial, de una mágia oculta: el culto al orfismo y el culto de los muertos; hablaremos de la existencia de personas que afirman que pueden invocar a los muertos y divinidades que amparan estas acciones.

La Magia "maléfica" y sus divinidades.

El mal tienen como escenario la noche y sus divinidades protectoras son la Luna, llamada Diana o Selene, pero tambien Hécate (dueña del alma de los muertos) que aparecía en la encrucijada de los caminos, por la noche, presidiendo un cortejo de almas y de perros que aullaban. Para tenerla propicia, se le rendía culto depositando ofrendas en las encrucijadas. Las grandes celebraciones brujeriles coincidían con las viejas ceremonias de caza o con la temporada de celo de los animales, las brujas se reunían y recogían hierbas medicinales a la luz de la luna, danzaban frenéticamente y aullaban como lobos. El 15 de febrero se celebraban las fiestas lupercales en las que los jóvenes se disfrazaban con pieles de cabra y azotaban a las mujeres con tiras de piel de cabra. Se hacían brebajes, muñecos de cera que se pinchaban con agujas... En todas las fiestas había un gran simbolismo animal, los primitivos seguidores de Apolo o Zeus, primitivos licántropos, llevaban máscaras de lobos y aullaban como ellos.

Sus diosas son Diana para los grecolatinos y Holda para los pueblos germanos. Otros nombres que reciben son los de Herodiade o Noctiluna. Las "buenas damas" son las compañeras de estas diosas en los ritos primitvos. Margaret Murray afirma que las brujas tienen su origen en la pervivencia del culto a un dios cornudo en Europa. Julio Caro Baroja ve en los siglos V y VI un resurgimiento del culto a Diana entre los campesionos y habitantes de los bosques europeos. En el N.O. de España se observa el culto a unas númenes (especie de ninfas) que son las antecesoras de la "xana" asturiana o de las "anjas" de las montañas de Santander. Pero este culto cae dentro del campo de la Mitología, según Julio Caro Baroja y no del de la Brujería. El tema de los seres femeninos seductores por su aspecto y por su voz, pero con las cuales los humanos no pueden unirse, ya que sus extremidades son las de un animal, como las sirenas y ondinas, se le conoce con el nombre de Motivo de Melusina (por una leyenda del siglo XIV, protagonizada por esta mujer, y narrada por Jean d'Arras). Esta idea de mujeres con pies de animal, en forma de garras, de gallina o ganso se remonta al III milenio a.C. con la diosa Lilit mesopotámica. Seres femenínos emparentados con las Lamias vascas son las xanas asturianes, las dones d'aigüa catalanas y las mouras gallegas.

Los germanos tienen a su Holda, la "Frau Holle", "Frau Bert", "Bercht", "Perchta" etc... del flolklore germano, la patrona de los "perchten" enmascarados que aparecen en las encrucijadas de los caminos austriacos o del sur de Alemania, relacionados con los espíritus de los muertos.

Acabamos de apuntar, a grandes rasgos, algunos de los elementos que nos servirán para solucionar el problema del origen de la Brujería: la existencia de mujeres que salen por la noche, detrás de Diana; el desfile de enmascarados que aparecen en las encrucijadas de los caminos, relacionados con los espíritus de los muertos. Más adelante iremos sacando a luz el tema de los vuelos mágicos y de las metamorfosis zoomórficas. Intentaremos descifrar elementos de origen chamánico en estos temas. De momento, lo que queda claro es que son elementos del campo del folclore, pero al contrario que pensó Julio Caro Baroja, veremos que se encuentran en la base de la Brujería.

Para terminar, sólo falta por hablar del aquelarre, de su origen. Veremos como este elemento es el único extraño a la cultura europea o, para decirlo mejor, demostraremos que es una creación nueva, un tema elaborado por inquisidores y jueces laicos, como el del complot urdido por una determinada secta o por un grupo social hostil. En esta última exposición nos servirá de base el libro de Carlo Ginzbur "La Historia oscura".

Una definición tópica de la maga erótica

Estas diosas tienen un significado sexual peculiar, en contraposición con el sexo de las diosas madres (por jemplo Demeter), en el que prevalece la fecundidad, mientras que ellas son vírgenes apetecibles, representan el amor erótico y misterioso, el placer. Sus ministras, a veces consideras hijas, son las hechiceras, como las famosas Medea y Circe, mujeres de erotismo fuerte y frustrado que persiguen a los hombres. Caro Baroja y Malinowski piensan que estas mujeres estaban dominadas por una sexualidad ardiente y no correspondida, y recurrían a la Magía para superar la sensación de desesperanza que produce en el hombre o la mujer un mundo que no pueden controlar.

Las magas o hechiceras antiguas eran personas de mal carácter y fuerte personalidad. Afirmaciones de este tipo no son gratuitas, nacen del estudio de la literatura grecolatina, pero por falta de espacio no voy a nombrar cada uno de los textos, pero sí que referiré las acciones que les achacaban en aquella época. Las hechiceras operaban con los muertos y realizaban mutaciones horrendas de los cadáveres para fabricar sus hechizos. Realizaban pactos secretos con las divinidades y, a cambio de su vasallaje, obtenían poderes mágicos. Las magas vivían entregadas a los deseos compulsivos, sin freno, y procuraban el sexo carnal. Sabían fórmulas de hechizos para conseguir al hombre deseado, por ejemplo, utilizaban en sus brebajes higueras silvestres arrancadas de un sepulcro, sangre de sapo, huesos arrebatados de la boca de una perra en ayuno, higados y médulas de niños sacrificados... Las magas sabían fabricar venenos y perfumes que obtenían de las plantas, por lo que se les puede considerar precursoras de la química y hombres de ciencia. Este conocimiento de las plantas se transmite a la hechicería medieval.

La transformación en animales

El tema de las metamorfosis zoomoórficas lo intgroduce Luciano Apuleyo -autor de "El Asno de Oro o Metamorfosis"- quien aifrma que las hechiceras se podían convertir en animales, en pájaros ("striga", mitad ave y mujer, que lanza gritos estridentes) sobre todo, realizando vuelos nocturnos. Tambien podían convertir a los demás en animales: asnos, hombres lobos (licántropos, "loup-garou", "lovisome"...). Podían provocar tempestades y enfermedades, tanto en hombres como en animales y dar sustos o gastar bromas terroríficas a sus enemigos. Son mujeres que para realizar sus hechizos se desnudan del todo y ponen granos de incienso en un quemador, realizan conjuros e invocan a las diosas de la noche y se frotan el cuerpo con un ungüento. Hay autores que relacionan las Estrigas clásicas con personajes de la literatura funeraria egipcia que aparecen en los "Textos de los Sarcófagos" y el "Libro de los Muertos". W. Guglielmi afirmaba que la diosa egipcia Meruty había sido el arquetipo egipcio para las sirenas clásicas, sin embargo no piensa lo mismo el profesor Jorge Roberto Ogdon. Afirma que Meruty comparte con las estrigas y otras figuras del escenario brujeril clásico los siguientes rasgos:

a) Son entidades femeninas con apariencias de aves.

b) Emiten gritos, chillidos, cantos pecualiares y aterradores, con el fín de paralizar a sus víctimas.

c) Son perjudiciales para el espíritu humano.

d) Están relacionadas con los muertos, la Noche y la Oscuridad.

Escepticismo

El terror que producía la hechicería, exacerbado por Horacio y Lucano, se halla combinado con el sentimiento de la burla y la risa. Petronio satiriza a las viejas hechiceras, borrachas y patéticas. Muchos hombres vieron en las operaciones mágicas burdos artificios.

2. El estereotipo del aquelarre

Elementos que contribuyen a la creación del estereotipo del aquelarre en los Alpes occidentales, el Delfinado, la Suiza romanche, Lombardía y el Piamonte, según Carlo Ginzburg:

1º. Presencia de grupos heréticos en fases de disgregación.

2º. La difusión del miedo al complot.

3º. La antigua religión.

Estos son los elementos, a grandes rasgos, que después desglosaremos en

a). El culto extático de la misteriosa diosa nocturna.

b). La resurrección de animales a partir de los huesos, rito que veremos como enlaza con el culto a la diosa nocturna y con los cultos de los nómadas del Asia central.

c) A su vez, veremos como estos cultos están ligados con los de los cazadores del extremo norte y sus chamanes.

d). También veremos una serie de manifestaciones de la antigua religión como las batallas libradas en éxtasis por la prosperidad de la comunidad y los ritos estacionales basados en las mascaradas animales, que también sobrepasan el área lingüista indoeuropea.

En las páginas que siguen intentaremos rastrear los últimos vestigios del culto extático y la extensión de la antigua religión por Europa. Sólo una mediación diurna, verbal, pudo perpetuar durante tanto tiempo una religión carente de estructuras institucionales y de lugares de culto. La complejidad de este proceso de transmisión es grande.

Veremos como se fabrica un complot contra las personas más débiles de la sociedad, personas a las que utilizar como chivo expiatorio durante las épocas de calamidades y problemas económicos y sociales. ¿Porqué surgió en los Alpes occidentales la Brujería? Hubo en el siglo XIV una gran crisis en esta zona, con carestías, hambruna y la peste. Se expulsó a grupos marginales, después de ser acusados falsamente, elaborando un complot contra ellos. Después de terminar con los leprosos y los judíos, sólo quedaban los practicantes de la antigua religión, una gente que tenía visiones extáticas y que sufría procesos catalépticos, y que eran una presa fácil para el creciente catolicismo. Los católicos elaboraron un complot, como el que habíamos visto anteriormente, acusando a los practicantes de la religión extática, de origen chamánico, de ser adoradores del demonio, y a todos los englobó en la categoría de brujería.

¿Fueron los inquisidores y canonistas los que dieron forma a las creencias que combatían? ¿Fueron ellos los que las moldearon? La imagen de la Brujería ha sido elaborada por los demonólogos, y en su elaboración han tomado elementos de la tradición celta, como elfos y hadas. Los vuelos nocturnos de las brujas –ajenos al estereotipo inquisitorial- son el eco de un culto extático de tradición celta. Los inquisidores trataron de mezclar en estos ritos la figura del demonio, creando el “pacto de sangre” con el demonio. Así vemos, como los acusados, por tortura y sugestión, acabaran confesando toda clase de pactos con el demonio. Esto les ocurrió a todos los practicantes de la religión oscura, en los dos extremos de los Alpes y en la llanura Padana.

La pervivencia de la religión antigua se comprueba de dos formas diferentes:

a). El cortejo de mujeres extáticas, guiadas por figuras femeninas, se manifiesta a mujeres en éxtasis en fechas definidas.

b). Batallas por la fertilidad. En la literatura desde el siglo X al XVIII se habla de las apariciones del “ejército furioso”, de “la caza salvaje”…En ellos se reconoce a la compañía de los difuntos, o más exactamente, a la compañía de los muertos antes de tiempo: soldados muertos en combate, niños sin bautizar… Esta compañía se aparece exclusivamente a hombres (cazadores, peregrinos, viajeros) entre la Navidad y la Epifanía.

Veremos como el culto de las seguidoras de la divinidad nocturna procedía, en principio, del ámbito céltico-mediterráneo, que ampliamos al ámbito euroasiático por el tema de la resurrección de los animales a partir de los huesos. El tema de la procesión de los difuntos y su variante del aquelarre, así como la resurrección de los animales, circunscrito al mundo euroasiático, de carácter femenino, es distinto del de las batallas nocturnas, practicado por hombres, y en una región distinta. Sólo en el Friul se superponen las dos versiones del culto extático, asunto que explica Carlo Ginzbur por la presencia de un componente eslavo en la etnia y en la cultura friulanas.

Como veremos a continuación, existen una serie de características comunes en estas prácticas que vamos a resumir en: caída periódica en éxtasis, durante la cual combaten por la fertilidad de los campos; los integrantes de estos grupos están predestinados al éxtasis por una señal física, los hombres son mayoría, y durante la catalepsia afirman que les sale el ánima por la boca en forma de animales pequeños; después se transforman en animales grandes y realizan el viaje a horcajadas de animales, utensilios agrícola y útiles del hogar.

En el libro mencionado, Carlo Ginzbur ha intentado demostrar que la pervivencia de fenómenos, como los descritos (caída en éxtasis públicos e intentabar hablar con los muertos o recuperar objetos perdidos, como los chamanes lapones o siberianos), todo ello revela la persistencia de la huella dejada por los rituales chamánicos en el ámbito europeo.

Los Inquisidores

1. Leyes contra la Brujería.

-Comienzos de la Edad Media

Veamos ahora una serie de las leyes civiles antiguas que consideraban posibles las metamorfosis y los poderes de las hechiceras. El "Código Teodosiano" condena la magia, incluye la pena capital para los que celebren sacrificios nocturnos en honor de los demonios. De igual manera continúa el "Codex Iustinianus". El "Fuero Juzgo" de la época de Chindasvinto condena toda la magia. Los reyes francos reprimieron la magia, porque en las Galias, en el Bajo Imperio romano y después, abundaban las hechiceras, a veces, equiparadas con los "druidas" y llamadas druidesas. En el año 743 se publicó un edicto de Childerico III que prohíbe el sacrifico a los muertos que se hacían junto a las iglesias, prohíbe los sortilegios, la adivinación, los augurios... Carlomagno en el siglo VIII promulgó leyes en las que se castigaba con la pena de muerte a quienes provocaban tempestades que estropeaban las cosechas, hacían estéril al ganado o causaban enfermedades a otras personas.

Las leyes civiles contra la Brujería, en los siglos VIII y IX eran mucho más duras que las de la Iglesia, por lo que ésta tuvo que dictar disposiciones para moderar los excesos de la ley civil. J. B. Thiers en el "Traité des superstitions" hace una recopilación de todas las condenas severas contra la magia y advierte que los mismos magos son objeto de engaños y de ilusiones y que los jueces no deben ser tan severos. En la misma línea el año 813 el Concilio de Tours promulga que los magos y hechiceras no pueden adivinar nada, ni ocasionar daño ni a las personas, ni a las bestias enfermas o moribundas, y que sus tramoyas no son más que engaños y ardides del demonio. El arzobispo de Lyon Agobardostrigae". Gregorio VII ordena que se evitara la persecución de mujeres inocentes bajo pretexto de que habían causado tempestades y epidemias. Sin embargo, el año 839 la conclusión del Concilio de París fue la plena convección en los efectos de los hechizos. (779-840) censuró y criticó a quienes creían en la magia. El año 789 una "capitulatio" de Sajonia condena la creencia en "

Documentos religiosos anteriores lo que condenaban era creer en brujería, y encomendaban a los sacerdotes la misión de velar por que sus feligreses no cayeran en las ilusiones de Satán, que era quien les hacía ver esos fenómenos inexplicables (como creerse capaces de volar a lomos de bestias salvajes o ver tal cosa). Esto se recoge en el Canon Episcopi, que parece ser del Concilio de Ancyra, del año 314, aunque los historiadores actuales lo dudan. El Canon episcopi apareció incluido en el Decreto de Graciano de 1140.

Brujas caníbales

2. La práctica inquisitorial.

El primer manual apareció a principios del siglo XIV, obra de Bernard Gui, tiutlado "Practica Inquisitiones haerticae pravitatis". El es uno de los personajes principales de la novela "El nombre de la rosa" de Umberto Eco, en la cual él aparece como un individuo fanático, cruel y despótico que se opone ferozmente a los razonamientos lógicos, prefiriendo someterse enteramente a su inquebrantable fe en Dios, así pues a las creencias y supersticiones de su época.

Gustav Henningsen afirma que el manual más antiguo fue escrito por el inquisidor Bemard Gui sobre 1324, bajo el título "De sortilegis et divinis et invocatoribus demonorum" se citan diversas prácticas mágicas y de adivinación, junto con algunos conjuros al demonio. Lo más que se acerca a las brujas, es al comentar sobre "fatis mulieribus quas vocant 'bonos res' que, ut dicunt, vadunt de nocte". La “cosa buena” es un eufemismo que la gente utilizaba para referirse a las hadas. En 1376 apareció el famoso "Directorium Inquisitorum" del dominico catalán Nicolau Aymerich en el que clasifica la brujería en tres clases: el culto y vasallaje total al demonio, los que ruegan al demonio para que sea mediador ante Dios y los que invocan al demonio con magia. Si el practicante se dirige al demonio diciéndole "te mando", "te ordeno", no es hereje, pero si le dice "yo te ruego", "te pido"... es manifiestamente hereje; incluye el decreto del papa Juan XXII, de 1326, contra diversas formas de culto al demonio. Le siguió la publicación del "Formicarius" de Johanes Nider, escrito entre 1435 y 1437, que habla de los brujos suizos.

La cumbre de los manuales inquisitoriales llegaría con la publicación en 1486 del "Malleus maleficarum", escrito por los obsesos Enrique Institor (Kraemer) y Jacobo Sprenger. En la primera parte se narran las acciones de las "maléficas" y su colaboración con el Demonio; la segunda expone hasta dónde llega el poder de las brujas y, después, cuenta como destruirlas; en la tercera parte hallamos las ideas de los autores: para iniciar una causa basta la acusación o denuncia de un particular, sin pruebas; también sirve el testimonio de un niño y el de los enemigos de la persona acusada; el juez tiene plenos poderes y decide se un acusado debe defenderse o no; el tormento debe usarse a discreción y, si no declara, es porque encanto diabólico; el arrepentimiento no libra de la muerte...

Personas como estas han sido las que durante siglos han estado dirigiendo las riendas de la sociedad y de la Iglesia. Los autores del "Maellus" organizaron muchísimas persecuciones e indujeron a quemar muchas mujeres. Y, aunque sólo sea para despreciarlos, me voy a permitir el lujo de citar a una serie de inquisidores que persiguieron y promovieron quemas de brujas como: Pedro de Berna en Suiza, Juan XXII, Eugenio IV (1437-1445), Calixto II (1457), Pío IV (1459), Alejandro VI (1494), Julio II y Leon X (1521), Adriano VI (1523) y Clemente VII en 1524. También fueron famosas las quemas de 1446 en Heidelberg y la de 1456 en Colonia. Por otra parte, debemos saber que los teólogos y los filósofos escolásticos, en la mayoría de los casos se opusieron a estas barbaridades, sin embargo, los juristas las aceptaron de buen grado y desarrollaron leyes todavía peores: la batalla entre los enfermos obsesos y la razón duró más de dos siglos.

3. Cómo se probaban las acusaciones

Julio Caro Baroja no comparte las críticas fáciles a los “cazadores de brujas” que podamos efectuar en la época actual, pues dice que tenemos que meternos en la piel de esos inquisidores para comprender sus acciones, las cuales devienen de unas creencias que son las que regulan sus actos. Sin embargo, no puedo resistirme a calificar a un Pierre de Lancre, que a principios del siglo XVII quemó a más de 600 personas como un vil y repugnante ser humano, por muy ciudadano honrado que se creyera o pensaran de él en aquella época. Recordemos que cuando estaba matando personas, ya había otros escritores y religiosos que le advertían sobre la inverosimilitud y la falta de realidad de las acciones brujeriles. Pero dejemos el asunto y vayamos al grano.

Quema de brujas

Los juicios que se llevaban a cabo por brujería distaban mucho de ser ejemplo de justicia. Para la acusación bastaba la sospecha, no eran necesarias pruebas, no había opción a defensa y las confesiones o delaciones hechas bajo tortura eran usuales y totalmente válidas. Incluso si el sospechoso no confesaba después de ser torturado, esto se interpretaba a veces como un signo más de lo fuerte que era la intervención del Diablo. Una vez apresada una bruja, aparecían muchas más en la zona, porque se afirmaba que el Diablo andaba cerca. Sin embargo, estas confesiones se pueden explicar por una suerte de psicosis colectiva, por lo contagioso de los suicidios, o por la rebeldía contra unas leyes completamente injustas. H. Ch. Lea en "Histoire de l'Inquisición au Moyen Age" afirma que los procedimientos inquisitoriales contribuyeron mucho a que los acusados se declararan culpables, porque en estos procesos reinaba el fraude, las torturas físicas y morales, los testigos falsos o interesados...

4. Voces disidentes y sátiras contra las creencias en brujas

En la historia de la Brujería podemos encontrar tres posturas frente a la realidad de los hechos que les imputan:
1. Los que conciben a las brujas al modo medieval antiguo ("Canon Episcopi"), como adoradoras de unas divinidades paganas.
2. Los que afirman que asisten al "Sabbat" presidido por Satán, con el que han firmado un pacto.
3. Los que niegan la realidad de ambos tipos de reuniones, atribuyendo lo que dicen las brujas a: el procedimiento judicial con tormentos, los estupefacientes y la debilidad física.

La Iglesia puso gran empeño en las sátiras, porque servían para convencer al pueblo llano de la inconveniencia de creer en los vuelos nocturnos de las brujas y de las tropelías que se les achacaban. Juan de Salisbury en "Policraticus" ridiculiza los sabbats que decía estaban protagonizados por unas pobres mujercillas y hombres de los más simples. Vicente de Beauvais escribió en el siglo XIV "Speculum morale", en los que afirmaba que la clave estaba en los sueños, puesto que la Brujería no era más que sueños de vejezuelas parleras y pretenciosas.

Muchas personas advirtieron de la poca fiabilidad de los procesos inquisitoriales, personas que formaban parte de la Inquisición y de la Iglesia como Alonso Salazar y Frías, inquisidor que había tomado parte en el proceso de Logroño de 1610, al hacer la revisión del proceso concluyó que la mayoría de las acusaciones eran falsas, y que no se había actuado correctamente. Incluso afirmó que todo había sido un exceso de imaginación por parte de unos y de otros, en parte motivada por los sermones de la Iglesia. El jesuita Friedrich von Spee habló de la injusticia que había comprobado en los procesos inquisitoriales. Sin embargo, el humanista Pedro de Valencia, dio la visión más moderna y racional de los aquelarres o reuniones de brujas, afirmando que eran reuniones o fiesta de gente en busca del placer, una especie de bacanales, y explicaba las supuestas visiones mágicas como ilusiones, efecto de drogas, negando toda intervención del Diablo en ellas.

En el siglo XVI hubo varios eclesiásticos italianos que negaron de manera rotunda la realidad de los actos de que se acusaban a las bruja y consideraron que los inquisidores pecaban gravemente. En el bando de los crédulos tenemos a Paulus Grillandus perseguidor de las brujas de Benevento, que en 1526 se reunían en el nogal grande de Benevento (sur de Italia). Grillandus era una persona muy poco crítica y, como hacen todos sus tocayos, daba por sucedido concretamente, fechada y fijada en un lugar, leyendas que se repetían por doquier y en todos los tiempos, como el que las brujas quitaran la joroba a un pobre giboso, que es un cuento del folklore europeo general, que podemos encontrar en el valenciano Enric Valor "L'envejós d'Alcalà".

En el Renacimiento ya había autores que vieron que los estupefacientes podían tener una influencia decisiva en las declaraciones de las brujas, como afirmaba el doctor Laguna en 1545. El alemásn Ulrico Molitor en "De lamiis et phitonicis (sic, per pithonicis) mulieribus", del que son muy codiciados los grabados en madera que lo ilustran, negó la posibilidad de que las brujas pudieran provocar tormentas y granizos, o que llevaran a cabo metamorfosis, o causaren enfermedades. Molitor es partidario de las antiguas teorías del ensueño. En cambio Lutero, otro fanático, creyó firmemente en el poder de los maleficios. Enrique Cornelio Agrippa denunció la inmoralidad de los jueces e inquisidores del norte de Italia, que valiéndose del miedo a los tormentos y de procedimientos sanguinarios y torturas que aplicaban a las gentes sencillas, obtenían dinero de las familias para enriquecerse.

5. Los crímenes de las brujas y sus obsesos perseguidores.

Es un proceso histórico el de fijación y sistematización de los males que ocasionaban las brujas. Julio Caro Baroja afirmaba que todos los escritores de esta época que escriben "sobre cosas de Magia revelan gran saber en cosas sagradas y profanas, pero no demasiado juicio". El primer intento de fue el de un continuador de los proceso de Carcassone, Bernanrdo Basin de Zaragoza con su "Tractatus exquisitissimus de magicis artibus et magnorum maleficis", impreso en París en 1483. En 1574 apareció en Ginebra el tratado sobre los brujos de Lambert Daneau "Les sorciers, dialogue très utilie et necesaire pour ce temps".

En 1580 aparece la obra de Jean Bodin "Demonomanía de los brujos" se hace un listado de los mismos entre los que se incluyen renegar de Dios, maldecirlo, rendir homenaje al Demonio, dedicarle los hijos, matar a los hijos antes de que reciban el bautismo , matar niños para hacer pócimas con ellos, comer carne humana, profanar cadáveres, beber sangre, envenenamientos, maleficios, provocar la esterilidad del ganado o de los pastos, practicar el incesto y tener prácticas sexuales "aberrantes", y el trato carnal con el Diablo. En algunos casos eran acusados además del crimen de traición al Estado, puesto que supuestamente tenían al Demonio como máxima autoridad, en vez de a su gobierno.

Jean Bodin (1529-1596) y su libro "De la Demonomanie des sorciers" París 1570

Un ejemplo de hombre "honorable" para su época pero un auténtico malvado para nuestros dias. Julio Caro Baroja afirma que su caso demuestra cómo los hombres con cabeza política no son capaces de superar el estado mental de la generalidad en cosas fundamentales.

En 1595 aparece en Lyon el libro de Nicolás Rémy, perseguidor de brujas en Lorena, que en quince años (1576-91) mato hizo matar a unas novecientas personas. Rémy observa la tendencia a buscar la muerte de que hicieron gala muchos brujos, el suicidio como hecho contagioso. Otra "joya" del género humano fué Henri Boguet "grand juge de la ville de Saint claude", quien para matar un ser humano bastaba con que al comenzar a declarar derramase lágrimas, mirara al suelo, o murmurase. Al acusado se le debía aplicar tormento para que declarara su culpabilidad. Se debe prestar atención a las declaraciones de los niños. A los hechiceros se les quemará vivos. Bouguet pone de manifiesto como la posesión demoníaca, la licantropía...están en relación con la Brujería, pues afirma haber visto salir diablos del cuerpo de una niña.

Dos continuadores fueron en 1598 el libro de Binsfeld "Tractatus de confessionibus maleficorum et sagrarum" y en 1599 Martín del Río con "Disquisitionum magicarum libri sex". Destacando, por sus notables ilustraciones, el "Compendium maleficarum" de F.M. Guazzo (Guaccius), impreso en Milán en 1626. Con ellos tenemos confeccionado casi el catalogo de todos los actos que cometen las brujas: se untan y van al sabbat volando montadas en un palo, o a lomos de perros machos cabríos...El fuego lo preside el Demonio en forma de macho cabrío, le besan el trasero en homenaje, simulan el sacrificio de la misa, ofrecen dos niños al Diablo, comulgan y conservan la hostia en la boca para escupirla y pisotearla, comienzan el banquete, bailan y cantan poemas obscenos y se entregan a una orgía sexual.

Compendium Maleficarum, Milán 1626

6. El primer sabbat

La Brujería ha sido para muchos estudiosos un movimiento perfectamente organizado y dirigido por una única cabeza. Así para el fanático Montague Summers las brujas eran un amplio movimiento político, un grupo organizado, antisocial y anárquico, una conjura en todo el mundo contra la civilización. Para la profesora Maragaret Murray la Brujería es una religión precristiana subterránea dirigida quizá, en algún momento dado, por una cabeza suprema y reconocida. Sin embargo, para Pennethorne Hughes es dudosa hasta la evidencia del culto, porque sólo tenemos constancia de ello a través de las declaraciones de testigos estúpidos y atrasados, e incluso de trastornados mentales Las supuestas confesiones fueron obtenidas mediante tortura.

En el siglo XIII termina la ambigüedad de la Iglesia con respecto a la influencia del demonio; hasta entonces hemos visto que decían que las brujas realizaban actos puramente ilusorios, aunque provocados por el demonio. Las dudas de Agobardo, Juan de Salisbury y San Agustín se abandonan y la Iglesia defiende una asociación clara entre bruja y demonio. En los siglos XIV hasta el XVII la vieja bruja ya no aparece como un ser entregado a fantasías e ilusiones perversas, ni como una adepta de antiguos cultos idolátricos, sino simplemente como servidora del Demonio.

La palabra sabbat, para referirse a las reuniones de brujas, aparece por primera vez entre 1330 y 1340 (N. Cohn, Europe’s Inner Demons, 1975, afirma que la primera descripción del aquelarre se dio en el Delfinado, alrededor de 1430) en los procesos inquisitoriales de la zona de Carcassone (Toulouse), donde unas pobres mujeres cuentan que eran poseídas por un macho cabrío que les enseño toda clase de secretos maléficos, las plantas venenosas, la profanación de cadáveres de niños recién nacidos, que eran devorados por ellas... decían poder hacer caer granizo, secar el trigo, helar las viñas, producir enfermedades mortales en hombres y animales... En fin, el sabbat se nos presenta con rasgos parecidos a los que antes tuvo la asamblea de los "stedinger" alemanes y recuerda las reuniones de los cátaros.

El origen de la palabra, según Julio Caro Baroja es del "Sabbat" hebraico, dado el hecho de que en esta época de la Edad Media los ritos y creencias de los judíos eran considerados como la quinta esencia de la perversión. También defiende este origen Pierre-François Fournier (Etymologie de sabbat “reunión rituelle de sorciers”, en Bibliothèque de l’Ecole des Chartes, CXXXIX (1981); este autor, junto con S.J. Honnorat (Vocabulaire français-provençal, Digne, 1846-1847) relacionan sabbat con sabatatz, ensabatz o ensabatés, es decir, valdenses; su plural sabbatha consta en el diálogo de Lambert Daneau (De Sortiarijs dialogus, de veneficis, quos vulgo sortiarios vocant, Framkfurt, 1581). También el elemento synagoga estaba bastante difundido, a partir del siglo XVI, en el lenguaje de los jueces y los inquisidores para referirse a las reuniones de los herejes. Akelarre es un término vasco que J. Caro Baroja (Las brujas y su mundo, Alianza Editorial, Madrid 2003) deriva de akerra, macho cabrío, forma que asumía el demonio en las reuniones nocturnas; en algunas zonas vascas resulta desconocido para los inquisidores, según G. Henningsen, El abogado de las brujas. Brujería vasca e Inquisición española, Alianza Editorial, Madrid, 1983. Margaret Murray deriva sabbat de "s'ebettre" que significa “disfrutar". Montagne Summers dice que proviene del nombre de la divinidad frigia, del dios de la cerveza, llamado Sabazius. Para Pennethorne Hughes la palabra no tiene nada que ver con el siete ni con el sábado de los judíos, pero no dice nada más.

Los sabbats se celebraban en lugares santos del paleolítico, en las proximidades de los lagos y de los ríos, en el corazón de los bosques y alrededor de grandes bloques de piedra. También se celebraban en los lugares sagrados que habían sido usurpados por el cristianismo, como las iglesias y los cementerios. Algunos afirman que existía un centro internacional de reunión en el monte Brocken o Blocksburg en el macizo montañoso de Harz (Alemania); otro en Suecia en el monte Blocula y un tercero en Puy-de-Dôme en Auvergne (Francia).

El aquellarre. Francisco de Goya

- Preparativos para ir al sabbat.

Los brujos y brujas antes de dormir se untaban el cuerpo con grasas o aceites, costumbre por lo demás, muy extendida en todas las culturas (atletas griegos, tribus africanas...), con la excepción de que el componente principal de estos eran la cicuta, el acónito y la belladona. Después se acostaban y dormían bajo los efectos de estos venenos que les producían alucinaciones: muchos creían volar.

La mayoría de los brujos y brujas acudían a las reuniones a pie y, si eran ricos, a caballo. ¿Porque dicen que salían por las chimeneas? Según P. Hughes es porque los primitivos europeos, anteriores a los celtas, vivían en casas subterráneas y cuando salían, al ser observados por un celta, parecía que lo hicieran por la chimenea. A las brujas se las hace volar encima de un palo o escoba. Se sabe que muchos asistentes a los aquelarres utilizaban palos largos para sortear los arroyos. Por otra parte se sabe que muchas mujeres viejas se hacían acompañar por un gato y la palabra inglesa "cat" también significa palo o escoba. Dice Pennethorne Hughes que los grandes dibujantes de brujas como Hans Baldung, Franz Francken y Quervido representaban atléticas modelos frotándose sus bien desarrolladas nalgas, las cuales debían necesitar una gran cantidad de ungüento si tenían que subir por las chimeneas.



Tortura:


Muchas de las personas torturadas y quemadas lo fueron como consecuencia de denuncias presentadas por rencillas personales con algún vecino, por influencias de psicosis colectiva, por ser "raras", o por tener una mente demasiado abierta para la época en que vivían, que las hizo sentirse y mostrarse más libres de lo que sus contemporáneos estaban preparados para aceptar.

Una imagen vale por mil palabras


Comentarios

Iqui-chan ha dicho que…
es un articulo muy interesante, y mas para mi que me gustan muchos ese tipo de temas, pero hubo un parrafo que me llamo mucho la atencion:
"Los hombres de ciencia creían que las mujeres en este estado eran capaces de impedir germinar a los cereales, que el contacto con la sangre causaba la muerte de las plantas y los árboles, los perros que la lamían cogían la rabia, la proximidad de una reglante estropeaba la masa de pan, agriaba el vino y los enefermos empeoraban."

Sin lugar a dudas nos demuestra la ignorancia en la que se encontraban en aquella epoca.
BeLtEnEbRoS ha dicho que…
Creo que "Iqui" es una bruja, mis cereales empezaron a secarse y los conejos estan copulando como locos, arrojenla a la hoguera!!!

Mis cebollas se secaron!!!!

Entradas populares de este blog

el Destino Manifiesto

ANATOMÍA INTERNA DE GODZILLA Y OTROS MONSTRUOS JAPONESES

El Plan Marshall