La Santa Inquisición.
Cuando el emperador Constantino adoptó el cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, en el año 313, aparecieron formas de depurar a sus miembros, apareciendo la excomunión como práctica común, o sea, expulsar del seno de la iglesia a aquellos considerados indignos por contradecir los postulados cristianos. Con el término inquisición, derivado del latín, inquire (averiguar o sacar a la luz) se designó a distintas instituciones nacidas con el fin de luchar contra la herejía, o sea, aquellas creencias que se contraponen con lo enseñado por la iglesia católica. Se trata de persecución contra cristianos que se oponen a lo dispuesto por la Santa Iglesia. Cuando se persiguió por herejía a judíos o musulmanes conversos, fue no por su condición de judíos o musulmanes, sino por ser cristianos que traicionaban su nueva fe. En la época medieval, la iglesia adquirió un enorme poder que sobrepasaba el ámbito de lo espiritual para tomar ingerencia en asuntos temporales o terrenos, siendo